Cuesta menos probar que pensar.

Escribo una función, la pruebo, no hace lo esperado, pienso, la cambio, pruebo, no hace lo esperado, pienso, la cambio, pruebo, no hace lo esperado, pienso, la cambio, pruebo, no hace lo esperado, pienso, la cambio, pruebo, … ups! si no estaba llamando a la nueva función sino aún a la antigua, cambio la llamada y funciona perfectamente.

Ostras! entonces, todos estos cambios que he hecho, sin ver realmente cómo fallaba, significan que podía haber escrito la función bien desde el principio toda de una …  :o? Todo menos pararse a pensar calmadamente desde el principio.